La cultura es identidad, nos une en la diferencia. Nos cohesiona, enriquece y aporta horizonte. Nos da vida y escribe nuestra historia, en las mejores circunstancias y en las peores. Pero la cultura la impulsan las personas. Setecientas mil en este país, que aportan el 3,2% al PIB nacional. No es solo generosidad, genio o creatividad, es Industria. Es parte imprescindible para construir nuestro futuro. COVID-19, la crisis que azota al mundo, nos ha puesto a prueba. Vivimos un presente incierto que nos exige buscar soluciones creativas y apuestas valientes que dibujen un nuevo escenario. Para quienes tenemos profesiones culturales, este momento es de crisis profunda, seguramente sin precedentes. Depende de todas y todos y de nuestras instituciones que también sea el tiempo de una profunda transformación hacia un mundo laboral más equitativo, próspero y sostenible. La cultura siempre ha sido, es y será parte de la solución a nuestros problemas. Somos un sector tan castigado como los demás que, por su vinculación directa a aforos y a colectividades, va a tener una vuelta a la normalidad más tardía. Pero seguimos en activo y demostrando que podemos continuar produciendo cultura de manera eficiente y segura. Llevamos décadas siendo un colectivo vulnerable y frágil, desprotegido por carencias administrativas, fiscales y sociales, y con mucho trabajo que hacer por la igualdad de género. Pero nuestras precarias condiciones laborales no solo afectan a nuestro colectivo, son también un obstáculo para el disfrute y la calidad de vida de toda la ciudadanía. Un sector cultural fuerte es clave para contribuir a la reconstrucción económica. No podemos obviar que la Cultura genera inversiones a nivel nacional e internacional que revierten en beneficios para otros muchos sectores y la sociedad en general. Somos tejido productivo, somos motor de consumo y debemos ser objetivo de políticas culturales inmediatas, como bien entienden en otros países europeos. Es por eso que urgimos a un Pacto de Estado por la Cultura como bien esencial. Es por eso que consideramos imprescindible la aplicación efectiva del Estatuto del Artista, tan necesario para garantizar unas condiciones sociales y laborales dignas, así como la creación de una mesa interministerial que agilice su implementación. Es por eso que entendemos que para garantizar el futuro de la Cultura, habría que dotarla con un porcentaje del fondo de recuperación europeo proporcional al que la Cultura aporta al PIB estatal. Sin estas premisas no ofrecemos esperanza alguna al futuro de nuestras creadoras y creadores, indispensables para seguir escribiendo nuestra historia. Somos trabajadoras y trabajadores que hacemos de la cultura una forma de vida. Sin cultura no hay sociedad, sin sociedad no hay país.